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Opinión

03/01/2006


San Francisco de Xabier ¿español?, imposible

Deia


Estamos ya en 2006, año en el que, entre otros acontecimientos, se cumple el 500 aniversario del nacimiento de Francisco de Jaso y Azpilkueta, más conocido como San Francisco de Xabier o Javier, pues éste es el nombre de su casa natal ( Xabier, por transformación del original euskérico (E)txaberre(i)) ubicada en un entorno intensamente vascoparlante en esa época. Rápidamente los aprovechados tergiversadores de la Historia, los beamonteses (facción navarra que se vendió a los castellanos y traicionó a los legítimos reyes navarros propiciando la pérdida de la independencia de este Reino) se han apuntado a patrimonializar este evento, haciendo de alguien que nunca fue español "la figura histórica indiscutible y elemento de conexión de la historia de España con Asia", según reza el Real Decreto de Creación del Comisariado para la Conmemoración del V Centenario del nacimiento de San Francisco Javier, por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno español. Obviamente, los beamonteses de hoy, es decir, el actual Gobierno de Navarra, entre otros, se suma a la organización de lo que haya que organizar mientras no se toque la historia auténtica de lo que Navarra fue tanto geográfica como políticamente en la historia y de lo que representó en esta la familia de Jaso y Azpilkueta.
Efectivamente, San Francisco Javier nunca fue español, entre otras razones, que seguro las tendría, hay una y es que porque no pudo serlo. Francisco nace en 1506, en Navarra, siendo ésta un reino independiente, estructurado en los tres Estados, nobleza, Iglesia y pueblo, a los cuales, precisamente el padre de Francisco, Juan de Jaso, natural de la actual Baja Navarra o Sexta Merindad (hoy Francia para los beamonteses), fue el último que tomó juramento de fidelidad para con los últimos reyes legítimos que ha tenido Navarra (año 1494). Este doctor en Leyes por la Universidad de Bolonia y canciller del Real Consejo del Reino pertenecía al bando agramontés, contrario al beamontés, y fiel a los genuinos reyes navarros, de manera que cuando éstos tienen que exiliarse tras la invasión castellana en 1512, es decir, cuando Francisco tenía seis años, les acompaña hasta su refugio en el Bearn. Esta ocupación de Navarra en absoluto fue pacífica y así los navarros amantes de su independencia se levantan contra el invasor castellano, en 1516 y posteriormente en 1521, tomando parte en estas batallas los hermanos de Francisco. Él es todavía muy pequeño para empuñar las armas y tiene que asistir indefenso, con diez años, al penoso y humillante espectáculo de ver a los castellanos (españoles) demoler las torres, almenas y el recinto murado de su casa como represalia del papel jugado por su familia en la defensa de la independencia navarra. Su padre moriría al poco tiempo de pesadumbre por la derrota. Así, no es de extrañar que sus hermanos, Miguel y Juan, volvieran a tomar las armas en la defensa de Amayur, siendo apresados, junto con el resto de los defensores del castillo, consiguiendo afortunadamente fugarse y pasar a Ultrapuertos, ya que en 1521 el rey de España, Carlos I, decidió el abandono a los legítimos reyes de la Navarra del Norte, consumando la partición política de Navarra que hoy conocemos. Todavía les veremos haciéndose fuertes en el castillo de Hondarribia, que finalmente tienen que abandonar. Por todo ello, serían excluidos "como culpables de alta traición" de la amnistía general decretada por Carlos I para los navarros en 1523 (¿no nos recuerda a algo parecido de 1936? ¿quiénes fueron los traidores?). Vemos, pues, a la familia Jaso Azpilkueta, familia que quizás ni hablaría castellano, ya que no había razón para ello ( no olvidemos que el idioma de la cultura entonces era el latín) comprometida en la lucha contra el invasor castellano (español) en defensa de la independencia de su Tierra.

En esta familia navarra, no española y sí anticastellana, en ese ambiente y en este contexto político Francisco que ha visto la ocupación de su casa por las tropas castellanas (españolas) invasoras y el desmoche de todas las casa-torre de sus parientes y amigos agramonteses, con el corazón en un puño a sus diecinueve años, va a estudiar a París, a la Universidad de la Sorbona, donde él se autodefinirá como "...vizcaíno (vasco) de linaje y lengua, y navarro de nación..." y nunca se le ocurrirá presentarse como español ni como francés (que con la misma razón sino más alguien podría pensar). Es más, en cuanto a aspectos burocráticos se refiere en sus viajes a la India y desde ésta a las islas Molucas y posteriormente a Japón, el pasaporte que lleva es portugués. De todo ello se deduce con claridad meridiana que el hablar de España relacionada con San Francisco Javier es algo más que una inexactitud histórica, es un auténtico sarcasmo o algo peor.

En esta feria de despropósitos y como comisario de ese ente del Gobierno español al que antes hemos hecho referencia, han colocado a un historiador, Fernando García de Cortázar, que aunque como él mismo reconoce en una reciente entrevista "no soy un especialista en el siglo XVI", creerá que ha sido elegido por que "en mi opinión, han pensado en mí por la clara idea que tengo de España y de su proyección externa" (más claro: agua) y así declarará que los actos de este V Centenario tendrán como finalidad la de "extender la cultura, historia y realidad de España". Lo cual podrá parecer muy bien pero en otro contexto, sin mezclar ni mencionar para nada a Francisco de Jaso y Azpilkueta que nada tuvo que ver con ese país.

Ni qué decir tiene que para esta manipulación de la historia y para fomentar el desconocimiento del verdadero perfil de Francisco de Jaso y su entorno no va a faltar dinero. Tanto los navarros beamonteses actuales como los herederos de los invasores castellanos han abierto sus arcas, que en realidad son las de todos los contribuyentes, para tan noble propósito. Mientras sigamos tergiversando u ocultando la realidad habrá dinero, ahora bien, si queremos profundizar en ese santo que murió rezando en su idioma materno, idioma del corazón, en euskara y su entorno político-familiar eso ya es harina de otro costal. Si no ¡al tiempo!

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Luis Bandrés Unanue

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