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Opinión
24/06/2007
Una de trileros
Diario de Noticias
¿Y ahora, qué? Pues ahora, a esperar, que es lo que lleva haciendo una parte nada desdeñable de la ciudadanía navarra desde el día 27 de mayo, esperar, digo, hasta que el socialista éste de Tudela, el que a boca llena apostaba por el cambio, se decida y nos enteremos de una vez de qué hablaba cuando lo hacía de cambio, porque con la dichosa palabra sucede como con el liberalismo español, que nadie sabe en qué consiste, y que a lo mejor resulta que su cambio no era el cambio de los votantes de NaBai o Izquierda Unida, y ni siquiera el de los propios votantes socialistas, y que de lo que se trataba era del cambio del cambio, o sea, de otra cosa: de que las cosas siguieran igual, pero yo con sillón y chupando cámara. El cambio, aquí, allí, contigo, sin ti, con ese, sin mí... yo, mí, me, conmigo, yo, yo. Esto parece un juego de trileros, cuyos resultados son siempre insatisfactorios para los que se acercan al cajón donde se perpetra ese repugnante juego de habilidad y trampa final, convenientemente rodeado de puntos que jalean la faena y se reparten luego el botín. Pero el símil no es bueno porque aquí los supuestos trileros no han jugado con la codicia de los jugadores, sino con la buena fe y las aspiraciones legítimas de quienes habían apostado por un cambio político y de talante de gobernar en esta comunidad. A un trilero no se le puede reprochar el jugar sucio. Hay quien piensa, erróneamente por supuesto, faltaría más, que al socialista este mientras le den un puestazo bien pagado y le aúpen o arrimen al poder, todo lo demás le importa un bledo, porque tal vez por eso y solo por eso se arrimó a la política: por el dinero. Grave error, malicioso rumor ciudadano (sobre todo si disfrutas de alguna bicoca). A este conspicuo socialista con cara de preocupao y de responsable de reparto muy consciente del papelón que representa, le anima el arriba pobres de la tierra y la famélica legión, seguro, y hasta es capaz de cantar La Internacional en clave de jota, porque ya tiene un maestro que se desvive por enseñarle: Arribaaa pobres de la tierraaaa... Esta voz es errónea, digo, maliciosa, pero su expresión es tan legítima como la del repulsivo Zaplana, que ha metido cuchara en el asunto convencido de que Navarra es de ellos y que después de haber cosido a puñaladas traperas a este y a otros dirigentes socialistas, ahora le arrima el porrón p"a que se eche un trago. Claro que igual lo que sucede es que el socialista ha echado las cuentas, que se le dice, y estas no le han salido con unos, mientras que con otros sí, y eso en el mundo de la economía de mercado es sagrado. Lo cierto es que nada se sabe, pero también lo es que desde una tercera posición electoral la camarilla de duendes socialistas junto con los golpistas del PP y, sobre todo, de espaldas a muchos de sus votantes, tiene a la Comunidad Foral de Navarra en un puño. Una pena, es una pena.
* Miguel Sánchez Ostiz, escritor
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