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Opinión

07/08/2007


Navarra es el precio

El Correo


La verdad es que lo habíamos oído tantas veces que al final, de repetir siempre lo mismo, ya no sabíamos si era un invento de Rajoy o respondía a la verdad: Navarra era el precio que había pagado el PSOE a los nacionalistas para llegar a un acuerdo final en el llamado proceso de paz.

Al final ha resultado ser cierto: Navarra es el precio. Y lo ha pagado el PSOE, aunque uno no sabe muy bien a quién. Desde luego, no a los nacionalistas vascos. Quizás sea a Rajoy, cuando el día que se reunió en La Moncloa con el presidente Rodríguez Zapatero le prometió que no haría bandera de la violencia. Y el presidente, una vez más, se creyó de forma ingenua el cuento. O quizás sea, sin más, el precio del miedo. Ese miedo que le indica al presidente que si pacta con los nacionalistas en Navarra va a perder muchos votos en Cuenca o en Madrid. Lo cierto es que todo esto resulta muy difícil de entender. ¿A qué ha jugado el PSOE mareando durante tanto tiempo la perdiz? Desde luego, es muy legítimo que los socialistas pacten con quien les parezca, aunque pactar con el PP después de las barbaridades que durante años han venido diciendo sus dirigentes resulte una temeridad. Pero incluso eso es legítimo. Además de una tomadura de pelo, claro. Lo que no se puede hacer es crear este embrollo a cambio de nada, dejando para el final la concreción de una decisión tomada hace tiempo.

¿Cómo se puede estar jugando de esta forma con los ciudadanos navarros? Porque, una de dos: o bien ha habido una total descoordinación entre los socialistas navarros y la central de Ferraz, o el PSN ha estado tomándonos el pelo a todos durante semanas. No resulta fácil encontrar ninguna otra explicación (paso por alto, por supuesto, la incapacidad absoluta de Puras y Chivite, que sería otra explicación posible). Cualquiera de las dos opciones señaladas da un poco de miedo, tratándose del partido que está gobernando en España y aspira a seguir gobernando durante la próxima legislatura. ¿Es verdad que el presidente Rodríguez Zapatero es tan tramposo como parece a veces? ¿Tan poco de fiar?

Lo que está claro es que el PSOE tenía tomada esta decisión hace tiempo, no sé si antes o después de la reunión en La Moncloa entre el presidente y el líder del PP. En cualquier caso, si eso es así, parece que no se trasladó la postura con claridad al PSN, lo cual es insólito en un partido que se dice responsable. O a lo mejor sí que se trasladó, pero con el recado de que Puras y Chivite intentasen sacar tajada procurando dejar claro que quienes rompen la baraja son los de Nafarroa Bai, y no los socialistas. Así querían dejar en evidencia a la segunda fuerza navarra. En este supuesto han jugado con fuego, y se han quemado, porque lo que queda meridianamente claro es que quienes van a asegurar que una derecha ultramontana siga gobernando en Navarra van a ser los socialistas. No se puede caer más bajo, ni se pueden hacer más méritos para tirar la credibilidad por la borda. El socialismo en Navarra va a estar de capa caída durante muchos años, porque no suele ser muy saludable despreciar al personal de este modo.

¿A cambio de qué? ¿De asegurar votos en el resto de España? ¿De que el PP deje de ser tan bravucón atacando al Gobierno español? ¿De verdad piensa Rodríguez Zapatero que va a pasar algo de eso? Parece mentira que a estas alturas los socialistas sigan poniendo velas a la Virgen con la confianza de que Rajoy y Acebes bajen el tono de sus críticas desmedidas. Actuaciones como la de Navarra lo único que dejan claro es que el PSOE es un partido miedoso y débil, al que el ciudadano va a mirar cada día con más prevención y desconfianza. Y poco fiable. Los socialistas extienden, una vez más, la sensación de trampa, de pasarse por el arco del triunfo la voluntad de sus propias bases, de jugar la partida con cartas marcadas y sabiendo el resultado. El presidente jugó con fuego también en Cataluña, y desvirtuó el Estatuto que había sido pactado en el Parlamento catalán, dejando al descubierto el trabajo y la voluntad de los socialistas catalanes. Ahora en Navarra: mucho hablar de talante, de políticas de progreso, de esas políticas de derechas que hay que combatir, de que con Navarra no se juega... y no se les ocurre cosa mejor que aupar a UPN al sillón.

Navarra es el precio y la moneda de cambio, en efecto. No, esto no va a tener consecuencias positivas en el voto, por muchas encuestas que pongan en la mesa: los votantes del PP no van a cambiar por esto, los votantes socialistas del primer círculo tampoco, pero dudo mucho de que esta forma tan peculiar y tan absolutamente deshonesta de entender la política atraiga ni un solo voto de los indecisos. ¿Cómo apoyar a lo que clama al cielo? ¿Cómo explicar un fraude perpetrado ante tantos medios? ¿Cómo entender la actitud de un partido que pacta con ETA durante años pero le da corte hacerlo con un partido democrático?

En Ferraz han demostrado estar en la inopia, y han demostrado que no se creen muchas de las cosas que dicen. ¿No habíamos quedado que sin violencia no había ningún problema en defender estas ideas? Patxi Zabaleta se ha manifestado en repetidas ocasiones, con claridad meridiana, en contra de la violencia y en contra de ETA, pero eso no parece servir a los dirigentes del PSOE, a pesar de que durante años han venido insistiendo de forma machacona en estas ideas. No, el talante del PSOE es un talante desconfiado, miedoso, tramposo. Ni siquiera es un talante salsero. Es mucho peor: es poco de fiar. Navarra no ha sido vendida por los nacionalistas. Es el PSOE el que ha puesto el precio y el que se niega a aceptar y a poner en práctica lo que los votos manifestaron en las últimas elecciones: que, a pesar de que la derecha (más que derecha es una derechona de tomo y lomo que se frota con razón las manos en estos momentos) tiene un peso muy fuerte en la sociedad navarra, los ciudadanos querían un cambio, un cambio hacia el progreso. Es el PSOE el que lo ha impedido... en nombre de la estabilidad. Vaya por Dios. ¿Desde cuándo un gobierno garantiza una estabilidad mayor en estas condiciones, aplastando a sectores muy amplios que habían decidido decir basta? Y lo impide en nombre de la responsabilidad. ¿Es así como entiende el PSOE la responsabilidad? ¿De verdad que es así? Esto se va a recordar durante años en Navarra. Y fuera de Navarra también. ¿Qué estrategas!

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Pello Salaburu

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