Desde el 20-D nadie ha querido realmente apostar por un cambio. Los ahora cuatro grandes partidos estatales viven instalados en el tacticismo político y en la creencia de que con unas nuevas elecciones van a mejorar resultados. Estamos en un bucle, y a pesar de la rimbombancia de la firma entre Sánchez y Rivera, los números no dan. Si se compara la situación actual con la que recientemente sucedió en Navarra, para aquellos ciudadanos que apostaron por el cambio la decepción debe ser máxima. En Navarra, desde el minuto 1, y con un liderazgo que lo tenía muy claro, se planteó un acuerdo programático para dar estabilidad a toda la legislatura. Las negociaciones, que comenzaron al poco tiempo de la cita electoral, se hicieron con luces y taquígrafos en el Parlamento Foral, y se sumaron aquellas fuerzas que sí creían en el cambio. Una vez cerrado se habló de nombres. Hoy tenemos un gobierno sólido con una hoja de ruta clara en lo social y lo económico, y que apuesta por la convivencia de todos y todas.

En Madrid se ha hecho lo contrario y los penosos resultados están ahí. Es triste comprobar que fue después de casi dos meses cuando PSOE, Podemos, IU y Compromís se reunieron para tratar un plan de gobierno. Y más triste ver dos días después la rúbrica de un pacto de pequeña coalición que sólo puede salir adelante con la abstención del Partido Popular. Tacticismo puro y duro y posicionamiento político de cara a una repetición de elecciones.

El tiempo, por tanto, ha acabado dando la razón a Geroa Bai en su proceder para articular un gobierno del cambio.

A partir de hoy vamos a ver un bochornoso espectáculo de reparto de culpas. No voy a entrar en quién la tiene porque estoy convencido de que no tiene mucho interés para el ciudadano de a pie. Lo que sí voy a hacer es un planteamiento político desde el punto de vista foral.

Para que cambien las cosas y tengamos el Estado del Bienestar que los navarros y las navarras necesitamos debemos potenciar nuestro autogobierno y dejar de poner dos velas al albur de los cambios de gobierno en la Moncloa. Con un autogobierno fuerte nos dará igual la incapacidad de los políticos de turno para llegar a acuerdos en Madrid que nosotros sí hemos sido capaces de alcanzar en Navarra. Con un autogobierno fuerte estaremos vacunados contra lesivas mayorías absolutas que tan poco bien han traído a nuestra tierra. Y lo más importante, con un autogobierno fuerte tendremos unas políticas sociales acordes con la realidad sociopolítica de Navarra.

La principal utilidad de nuestro sistema foral es su uso como herramienta social para el bienestar de la ciudadanía navarra, y por eso la mejor opción es apostar por un fortalecimiento de nuestro Fuero que mejore nuestras cotas de autogobierno. Está en nuestras manos conseguirlo.

El autor es burukide de EAJ-PNV Nafarroa y concejal por Geroa Bai en Uharte-Huarte